Las palabras suenan a horror cuando el espanto es historia cotidiana. ¿de cuántas muertes tendremos que morir antes de nacer nuevamente?
será esto el último grito de espanto?
Las estrellas parecen algo lejanas en este invierno... solo hay mensajes de compra y venta, nadie se detiene a pronunciar algunas viejas palabras, que antes salían volando de los labios como mariposas, ahora su vuelo se ahoga en el pecho y alguno ni siquiera saben que una vez existieron.
hoy quiero hacer una guirnalda con ellas para ponerla a la entrada de mi casa y recibirte en las tardes hambrientas, cuando ya no hay más remedio, cuando ya no existen los consuelos.
Saldrán volando como cascada atronadora y volveremos a respirar su aroma de nuevo.