domingo, 29 de octubre de 2017

Una escena pictórica

Una niña golpeaba su muñeca con un lápiz grafito en repetidos y continuos movimientos. El sonido del golpe de la madera con el hueso era suave y sordo, pero en el silencio de la sala se agigantaba, llenando todos los rincones.

Al principio el insistente golpe, interrumpió mis pensamientos y tuve que levantar la vista para descubrir de dónde venía. Pero luego de observarla, enmarcada además por la luz que venía desde la ventana, la escena me pareció una especie de epifanía, uno de esos sucesos anónimos, pero trascendentales.

Era como un cuadro vivo, una representación del aburrimiento; la ansiosa calma que precede a la libertad después del toque de campana.

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